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martes, 21 de mayo de 2013

2013 Odisea en Cazorla

Seis de la mañana….hora de quedada en la carretera de Mula. Destino: Pontones. Pese a que las predicciones meteorológicas no eran muy favorables, siempre te queda la esperanza de que las predicciones siempre se equivocan, pero lo cierto era que daban más de 20 litros en la zona de la sierra. A medida que nos acercábamos a Pontones, la climatología nos iba minando la ilusión albergada días atrás….. la nieve hacia acto de presencia. 
Tras más de 200 km llegamos al punto de salida y ¡¡vaya!! Agua nieve ¡¡que putada!!. Los lugareños nos dicen que lleva varios días lloviendo, por lo que nos hacemos una composición de lugar. La idea era salir atravesar Los Campos de Hernán Peréa para llegar al pico de la Paloma, bajar hacia la laguna de Valdeazores….Rio Borosa, Cerrada de Elias, entrar por la Torre del Vinagre y subir a Arroyo Frío. Cerca de 80 km para volver al día siguiente por el poblado de centenares, pico de Banderillas y vuelta a Pontones. Problemas: Con este tiempo encontraríamos mucho barro lo que multiplicaría las posibilidades de una avería con posibilidad de quedarnos en zona de nadie. Además se unían las bajas temperaturas (con las que nadie contábamos) que a esas
horas rondaban los cero grados. 
Tras mucho sopesarlo y después de valorar todas las opiniones decidimos hacer lo más sensato…. coger los coches rumbo al destino y tratar de hacer dos rutas circulares por la zona. 
Ya en Arroyo Frío intentamos darnos la máxima prisa para salir lo antes posible. Los doce locos de la partida éramos: Del club de La Alberca, Andrés, su hermano Paco Sáez, Antonio Luis, David, Pepe y Paco “El Torraero”. De Valencia, Héctor y Pablo, y de La Alcayna, Fernando, Miguel, José Miguel y yo (Héctor). 
Pues bien a pesar de una ligera llovizna (llevábamos nuestros chubasqueros, por lo que no nos asustaba) y un poco de frio, nos disponemos a disfrutar de un buen día de MTB, ya que nuestros sherpas Andrés y Antonio Luis nos habían preparado un rutazo de 60 Km. pasando por muchas de las maravillas del parque. 
Los primeros km discurrieron entre risas y bromas sobre curas y churras y los parones eran continuos para quitarnos y ponernos chubasqueros, pues la lluvia parecía jugar con nosotros. Llegados al empalme del Valle cogemos dirección a Vadillo Castril por una carretera asfaltada de las que los bikers solemos evitar, pero era lo que tocaba….. la jornada continuaba por los mismos derroteros…quita chubasquero, pon chubasquero, jiji, jaja. Por fin entramos en nuestro terreno, ya que cogemos la pista del camino viejo de Castril de la Peña para subir la primera cota importante del Collado verde a 1460 m, en donde ya la lluvia y a ratos un granizo fino empezaron a no dejarnos, por lo que los chubasqueros empezaron a pegarse en nuestra piel y ya no nos dejarían. 
 A estas alturas de la ruta ya por las inmediaciones de la fuente de la Garganta se empezaban a escuchar los primeros comentarios de ¿te duelen los dedos de los pies? ¿Y las manos… las sientes?. 
Bajo una lluvia inseparable y a la que nos estábamos acostumbrando, y como si fuésemos Hansel y Gretel, en medio del bosque llegamos a un cortijo con chimenea (El Cortijo del Tío Dionisio). Algunos entre los que me cuento, propusimos parar a echar un café caliente, ya que el señor se digno a abrirnos la puerta, pero los sherpas aseguraban que de meternos allí, una fuerza oculta y todopoderosa, nos retendría y ya no saldríamos de allí……. así que con esos augurios decidimos continuar con todas las consecuencias. 
A pocos km del Cortijo dirección al estrecho de los Perales nos volvió a caer una fuerte granizada, a las que ya nos estábamos acostumbrando. A partir de aquí el grupo empezó a separarse y a dejar de hablar y de reir…. Sin quererlo nos habíamos metido en la boca del lobo, la temperatura había bajado a los cero grados pero la sensación térmica con todo el cuerpo mojado era mucho menor, ya nadie decía nada, cada uno marcaba su propio ritmo para llegar a la cota más alta del Collado de la Fuente Bermejo a 1557m. Esta parada de

reagrupamiento supuso un gran palo para el grupo, y la antesala del infierno. Los dedos de los pies ya no se sentían, y en mi caso el quitarme los guantes para escurrirlos hizo que las manos ya no volviesen a coger temperatura. El rato que estuvimos esperando a que llegasen todos y hacernos una foto consiguió helarnos si no lo estábamos ya. Ahora quedaba una larga bajada por el arroyo de Valdeazores por la fuente de la Reina. Una bajada que en condiciones normales tiene piedras y cruza agua, pero que a nosotros se nos presentó con nieve, hielo y granizando. Había que bajarla pues quedarse era imposible por peligro de hipotermia que ya empezaba a dar sus primeros síntomas. Un instinto en mi interior me decía que tenía que ir siguiendo a la cabeza pues si vas último y te quedas por caída o avería, nadie vendría a por ti…. Así que me lancé tras Pepe y Andrés que me iban marcando la huella que dejaban en la
nieve. De los doce que íbamos todos por unanimidad hemos coincidido en que esta bajada fue el momento más difícil que hemos pasado, y algunos llevan más de treinta años en bicicleta. En mi caso prácticamente no podía frenar pues no sentía los dedos…. Alguno y no voy a decir quien, paró para intentar calentarse los dedos con su orina… A todo esto a mitad de la bajada y bajo una intensísima granizada empezó a tronar…. Por mucho que intente describirlo, nunca podré plasmar lo que vivimos en esa bajada. Gracias a Dios, pudimos bajar como doce estatuas y llegar a la laguna de Valdeazores y el embalse de los Órganos, en donde nos esperaban los túneles de cueva que llevan al “salto de los Órganos”.
Por si fuera poco, los túneles se encontraban completamente encharcados, con algunos tramos de agua hasta las rodillas que había que pasar si o si…. pero ya daba todo igual, un instinto de supervivencia que nos decía que había que salir a allí los más rápido posible, nos hacía no plantearnos ya nada. Si hubiese habido que bucear para salir de allí, estoy seguro que lo hubiésemos hecho sin rechistar.


Curiosamente, el “baño” que nos dimos en las cuevas túnel, empezó a devolvernos la sensibilidad de los pies, ya que se conoce que esta agua estaba a mayor temperatura. Al salir de los túneles y bajar al salto de los órganos, nuestra cara era otra. Los rostros de miedo y preocupación se cambiaron por los de alegría y felicitaciones por haber salido del atolladero. El peligro había pasado y aunque seguía lloviendo y granizando intermitentemente, pudimos disfrutar lo que nos quedaba de ruta. De aquí, bajamos a la central eléctrica por una bajada muy técnica, y tras pasar por la cerrá del puente de toba y por la cerrada de la fuente de piedra, llegamos a la preciosa Cerrada de Elias, que en

circunstancias normales se encuentra llena de transeúntes y que no se por qué razón nos la encontramos desierta…… Desde aquí siguiendo el río Borosa llegamos a la piscifactoría para salir por la Torre del Vinagre y desde a allí por carretera de vuelta a Arroyo Frío. El Domingo, ya faltos de tiempo para hacer una ruta en condiciones (la dejaremos para otro año), hicimos la preciosa subida del río Aguasmulas en la que pudimos (esta vez sí) realizar un amplio reportaje fotográfico. 
Permitiéndome una pequeña reflexión, y yo que suelo seguir las hazañas de los alpinistas de altura. Ahora empiezo a comprender como tras pasar las penalidades que pasan, incluida la perdida de compañeros, amputaciones y demás. Y como siguen subiendo montañas porque lo que soy yo, estoy deseando repetir una de estas.

2 comentarios:

  1. Mi más profunda felicitación por tal hazaña conseguida, digna de un buen reportaje de AL FILO DE LO IMPOSIBLE.Enhorabuena a todos. Saludos

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