Viernes 20 de
julio de 2012, un grupo de integrantes del CC Alcayna Altorreal se dan
cita a las 20:00 horas en Plaza Chica para salir en coche hacia La
Garapacha, de donde comenzarán a pedalear por los parajes de la Sierra
de La Pila dirección a la bola. Sin embargo en esta ocasión era
totalmente diferente, no solo por el objetivo a cumplir sino por el
hecho de tratarse de una ruta nocturna.
Como decía anteriormente, el primer contacto fue en Plaza Chica
Una vez
allí, Miguel y Fernando (organizadores del evento), Paco (que se apunta
a todo), Antonio Jiménez y yo, notamos una afluencia de gente fuera de
lo normal, así que nos aproximamos para que qué acontecía. Resultó ser
la inauguración de un nuevo bar en la zona con cerveza gratis, así que
puesto que una buena hidratación es necesaria para la práctica de
nuestro deporte, decidimos tomarnos una caña para, al mismo tiempo
refrescarnos un poco en ese día en el que toda la región estaba en
alerta por altas temperaturas. "Nos vamos o qué?" preguntó alguien. "Sí,
pero a la vuelta nos tomamos otra". Así que nos montamos en los coches y
para La Garapacha.
Ya estamos
aquí, sacamos las bicis, montamos ruedas, ponemos focos, mochilas... Las
ganas salir eran claras, así que nada más adentrarnos en la sierra,
Paco y Fernando comienzan a tirar, como si hubiera que llegar antes de
que la cerrasen o algo así. Un poco más atrás, Miguel, Antonio y yo
hablábamos un poco de todo pero siempre alertas para esquivar las
“pedradas” que de vez en cuando nos lanzaba Fernando.
Una vez metidos en la sierra, dejamos a la derecha el Cerro de La
Pedriza
y la Poza Amarga para aproximarnos al Coto de los Sordos y llegar al
Mojón de las cuatro caras, donde se hizo una corta parada técnica con
foto de grupo incluida. Puesto que había ganas de pedalear, y sobre todo
de que se hiciese de noche, nos desviamos hacia un camino a la
izquierda hacia el Alto de las Mojoneras y la Peña de la Barca. En el
trayecto tuvimos de todo, pista, sendas y una subida que parecía un
cortafuegos. Por entonces la noche estaba encima y puesto que luna no se
veía, el uso de los potentes focos de los que disponíamos era más que
necesario. He de decir que puesto que era mi primera salida nocturna en
estas condiciones, mi nivel de alucine, si se puede decir así, era
extremo. Parecíamos motos, no solo por el ruido que hacíamos, ya que no
se callaba ni el gato, sino por el haz de luz tan impresionante que
lanzaban los focos, que nos permitían lanzarnos por las pistas con la
seguridad de ver como si fuera mediodía.
Seguimos
rodando en círculo de izquierda a derecha rodeando el Cabezo de Turra
para finalmente llegar a la zona más dura, la pista asfaltada de casi
tres kilómetros y medio de subida a La Bola. A partir de ahí, sálvese
quien pueda: "En cuando llegamos?", "Cuanto falta?", "Podemos parar?".
Paco como siempre metió el turbo y los demás, cada uno como quiso y
pudo.
Ya estamos
todos arriba!!!! "Ufffff, vaya tela!!!". "Avituallamiento!!!" Hora de
comer. Paco, Antonio y Miguel empezaron a sacar geles, barritas y
compotas, mientras Fernando y yo empezamos a desenvolver unos bocatas de
atún y mayonesa en barra de cuarto que claro, tras intentar hacer algo
de negocio, tuvimos que compartir como todo el gusto del mundo. Tampoco
faltaron las cervezas, tápenas, tallos y aceitunas.
Hora de volver, bajada vertiginosa que aproveché para grabarla en video (
http://www.youtube.com/watch?v=qD5ewyR1x28), y pista hacia la izquierda hacia la cueva del Murciélago hasta llegar de nuevo a la Garapacha, coches y la La Plaza Chica.
A partir de
aquí ni os cuento, unos litros de cerveza que sentaron como agua bendita
y unos cubatas en mi casa acompañados de risas y una conversación de lo
más agradable con una compañía fantástica hasta altas horas de la
madrugada. (De esto ya no pongo fotos).
En fin, veo que
se me he alargado un poco con la crónica. Espero no haberos aburrido,
pero me he puesto a recordar y a escribir y había que decir tanto,...
ESPERO QUE OS ANIMÉIS A LA PRÓXIMA, en mi opinión os digo que es toda una experiencia.